Doña Tona cambio la Rosa de la Paz, en el palacio nacional de la cultura, el 17 de Octubre 2014
Muy buenos días a todos los que hoy están presentes en este lugar.
Es un gusto estar hoy aquí y realizar este cambio de la Rosa de la Paz, en nombre de todos los miembros del Movimiento Cuarto Mundo Guatemala.
Me llamo María Antonia Velásquez Delgado. Soy madre de cuatro hijos: dos varones y dos mujeres. También tengo un nieto de cinco años, de mi hija mayor.
Durante 20 años aproximadamente viví en La Línea, cerca del mercado La Terminal. Ese fue el lugar donde crecí. Todos esos años los pasé alumbrándome con candelas, pues no había luz, tampoco agua.
Vivo en la Colonia La Arenera, zona 21. Para tener el terreno que hoy tengo, hemos sufrido mucho. Muchas veces salí a hacer trámites sin comer todo el día. Pero valió la pena. En este lugar mis hijos pueden disfrutar de un techo, de algunas seguridades. Allí vivimos tranquilos.
Para poder sobrevivir lavo ropa ajena, hago limpieza en casas y vendo ropa usada en la entrada de mi casa. Muchas veces, la ropa que vendo me la dan fiado. Al final de la semana pago lo que me han dado. Lo poco que me queda es mi ganancia. Para mi es importante ganarme el dinero dignamente, con mi trabajo. Para vender también hay que saber comprar. Si uno compra caro, no va a tener mucha ganancia. A mi hija pequeña siempre le digo que aunque ella estudie, debe aprender a vender para poder sacar su dinero. Hay que proteger a los hijos, pero también hay que enseñarles a defenderse en la vida, no siempre es fácil conseguir un trabajo, aunque tengan estudios.
Yo no sé leer ni escribir, pero me esfuerzo para que mis hijos vayan a la escuela. No basta solo inscribirlos, hay que estar al tanto de ellos. Es importante que entren, que se queden y que ganen el grado. Hoy mi hijo Edgar, estudia un bachillerato en Diseño Gráfico. Mis otros hijos también estudian. No quiero que ellos sufran lo que yo sufrí. Quiero que tengan un trabajo digno, que no estén atenidos a la gente.
Conozco a mucha gente que día a día mira cómo sale adelante con su familia. La gente tiene muchas ideas para vender. Mi vecina tenía un puesto en Ciudad Real, allí vendía sandía y trastos, luchaba para salir adelante. Por todos los lugares la gente está ganándose la vida.
A veces escucho a algunos que critican a las personas porque no trabajan, pero hasta para salir a vender hay que tener dinero para comprar, para invertir. Se pueden tener ganas, pero si no hay dinero, de nada sirve.
En la vida, el dinero es importante, pero muchas veces el apoyo que necesitamos es que nos escuchen, que platiquen con nosotros.
Leído por Edgar, su hijo
Hoy yo quiero hablar un poco a cerca de mi madre.
Desde muy pequeño me enseñó que todo hay que aprenderlo a hacer bien.
Siempre estaba allí apoyándonos, nos decía que lucháramos por lo que queríamos y que no esperáramos que las cosas vinieran de la nada. Ha sido algo bueno, porque nosotros no esperamos que las cosas vengan sino que luchamos por tenerlas.
Como todas las madres lo ha dado todo por nosotros. Se ha sacrificado para que tengamos lo mejor y hasta ha recibido humillaciones por eso.
Nos ha enseñado también que los problemas no se arreglan a golpes. Que hablando se arreglan las cosas. Intenta que no peleemos, que estemos felices.
En una oportunidad defendió a una vecina, que por vivir en extrema pobreza, estaba siendo humillada por otra que tenía un nivel más alto. Ella dijo: no hay por qué juzgarla, porque cada uno vive su vida como puede.
Así como ella hay muchas personas que luchan por el cambio de una comunidad, pero también de su país.
Muchas gracias.